Dentro del mundo de las tartas quizás unas de las más clásicas son las de queso. Podemos encontrar infinidad de recetas hechas con horno o sin horno, nada más que con reposo en la nevera. La tarta que os voy a proponer hoy es la típica tarta de queso alemana el «Käsekuchen». Para mi es la tarta de queso por excelencia, sin hacerle feo a todos los demás tipos de tarta de queso que existen, que también me encantan. Bueno pues vamos a por ella.
Lo que entre otras cosas hace a esta tarta tan deliciosa es la base, que es parecida a galleta de mantequilla de lima y que es lo primero que vamos a preparar. Para ello ponemos todos los ingredientes para la base juntos en un bol y mezclamos con una cuchara, una amasadora o con un robot. Cuando hayamos amasado bien todos los ingredientes, hacemos una bola, la envolvemos en film e introducimos en la nevera. Dejamos reposar como una media hora y durante ese tiempo preparamos el molde.
Para este tipo de tarta lo mejor es utilizar un molde desmontable ya que es muy delicada y una vez terminada, al manipularla se puede romper. Buenos pues forramos la base del molde con papel apto para el horno, los bordes los untamos con mantequilla y por último lo espolvoreamos con harina.
Pasado el tiempo de reposo en la nevera, la masa ya debe de haberse enfriado y con ello endurecido un poco para poder manipular mejor. Esta masa es muy frágil y casi imposible de estirar con el rodillo ya que se que queda pegada, aunque podemos poner la masa entre dos laminas de film y luego estirar pero para mi es más fácil como os voy a explicar.
Vamos a empezar con los bordes, para ello cogemos la mitad de la masa y porción por porción hacemos unos churros que conforme vayamos pegando iremos aplastando, así alrededor de todo el borde hasta que esté complemente forrado. El resto de la masa es para el fondo, que iremos estirando hasta cubrir toda la base y sellando con los bordes. Igual que en las fotos de arriba.
El siguiente paso es preparar la nata y el queso Quark.
Montamos la nata y reservamos en la nevera hasta su utilización. Este siguiente paso es solo opcional. A veces suele ocurrir que el queso Quark trae mucho suero y si lo dejamos podría quedar el relleno de la tarta demasiado liquido, así que abrimos el queso Quark y si es necesario lo colamos rápidamente para que suelte el exceso de liquido.
Ahora ya toca preparar el relleno, pero antes ponemos el horno a precalentar a 180 grados.
Empezamos batiendo la mantequilla, que estará a punto de pomada, hasta que tenga la textura cremosa y le vamos agregando poco a poco el azúcar. Cuando estos dos ingredientes estén bien integrados le vamos añadiendo los huevos, primero uno y cuando esté bien mezclado el siguiente, hacemos lo mismo con todos.
Añadimos ahora el queso Quark, el pudin, la ralladura de la lima, el zumo de la lima y mezclamos bien.
Mezclamos muy bien hasta que quede una crema uniforme y homogénea. Ahora en este punto, si estáis utilizando varillas o algún tipo de robot, lo dejamos aparte. Pues vamos a agregar a la crema la nata montada pero lo vamos a hacer manualmente, con una lengua de silicona o una cuchara, sin batir y con movimientos envolventes, hasta que no quede ni un solo grumo.
Cuando el relleno esté bien mezclado, lo volcamos con mucho cuidado en el molde e introducimos en el horno precalentado.
El tiempo total del horneado es de 60 minutos aproximadamente a 170 grados, ya sabéis que el tiempo siempre depende del horno y que puede variar. De todas formas esta tarta no es meter en el horno y listo. A unos 20 – 30 minutos de horneado hay que hacerle un corte con la punta del cuchillo a un centímetro del borde alrededor de toda la tarta. El corte no debe ser profundo, es solo para evitar que la superficie de la tarta, durante la cocción, se raje incontroladamente y se estropee la imagen final. Como podéis ver en la imagen superior del centro, con el corte hemos guiado el levado durante la cocción por donde nosotros queríamos.
Al igual que en cualquier tarta o bizcocho para saber si ya está lista, pinchamos con un palo de brocheta y si sale limpio pues ya tenemos nuestra tarta lista. Que sale el palo manchado pues dejamos un poco más y en este caso si la superficie está ya muy tostada la tapamos con papel de aluminio hasta que el palito salga limpio.
Muy importante:
Una vez terminada la tarta, no la saquéis del horno. Esta tarta debe enfriar dentro del horno, os explico. Cuando la tarta esté lista apagamos el horno y la dejamos dentro pero el horno no debe estar del todo cerrado, así que cogeremos, por ejemplo una cuchara de palo y la atravesamos entre la puerta y el horno para que vaya saliendo el calor poco a poco y la tarta no baje del tirón, ya que podría chafarse.
Como mejor está esta tarta es de un día para otro, cuando ya está bien fría y se haya asentado el relleno. Para ello la podemos meter en la nevera y decorarla al día siguiente cuando se vaya a consumir.
Podemos decorar la tarta simplemente espolvoreando con azúcar glas, que es la clásica, o con una salsa de frutos rojos como la del flan de chocolate blanco (pinchad aquí que es el enlace) o como más os guste.
Bueno os animo a que la hagáis, es una tarta muy suave y nada empalagosa y por supuesto que váis a triunfar.
¡Espero que os guste y hasta la próxima!
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