Hoy os traigo una receta a la que le tengo mucho cariño, Solomillo a la pimienta que me hace recordar mis primero pinitos en la cocina. Un clásico en las fiesta o si simplemente que te quieres da un homenaje ya que es fácil y rápido de preparar. Además es una receta que se puede acompañar con patatas fritas, patatas panaderas, pasta o arroz, con cualquiera de ellos está exquisito.
Para empezar vamos a limpiar los solomillos de cerdo de grasa y nervios que puedan traer, luego los cortamos en rodajas de 2 a 3 dedos de grueso y salpimentamos. Ponemos, en una sartén, un chorrito de aceite de oliva virgen a calentar a temperatura alta, doramos por ambas caras y por los lados. Una vez sellados apartamos y reservamos hasta que nos haga falta. (no echar mucho aceite para que no quede una salsa aceitosa)
Picamos una cebolla a cuadritos y sofreímos en la sartén donde hemos sellado la carne. Una vez dorada la cebolla le añadimos 2 cucharadas de pimienta verde en vinagre, que previamente habremos enjuagado con agua para quitarle el vinagre.
Dejamos la cebolla y la pimienta unos instantes a fuego fuerte hasta que cojan la temperatura necesaria para flambear (esto son unos instantes) Para ello le añadimos el coñac y le acercamos una cerilla o un mechero y le damos fuego para que el coñac prenda.
Cuando se haya apagado el fuego movemos y volvemos a bajar a temperatura normal, añadimos la nata, el caldo de carne y dejamos unos 20 minutos hasta que la carne esté tierna (el caldo de carne lo he hecho con medio litro de agua y un dado de caldo de carne). Probamos y si fuese necesario, rectificamos de sal.
Pasado el tiempo de cocción tenemos nuestro solomillo a la pimienta listo para servir. Yo he optado esta vez por patatas panaderas, pero con lo que lo acompañéis está riquísimo.
Espero que esta receta os haya gustado y os animo que la probéis, es fácil y muy, muy rica!
¡ Hasta la próxima!
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