La receta que os voy a presentar hoy es un pariente francés de nuestras magdalenas de toda la vida pero en forma de concha, las Madeleines. Aunque hay quien también le atribuye origen a España en concreto a Galicia a una muchacha que le ofreció estos bizcochitos al apóstol Santiago. Pero bueno historia y atribuciones aparte hoy vamos a preparar este pastelito tan delicado como sencillo y delicioso.
En primer lugar vamos a derretir la mantequilla, la forma más limpia y rápida es en el microondas, con 45 segundos 700W es suficiente. Si no disponemos de microondas, derretimos la mantequilla en un cazo a fuego muy lento. En ambos casos dejamos que se atempere. Mientras seguimos con la receta.
Separamos la yema de la claras, ponemos las yemas en un recipiente para hacer la masa y reservamos las claras para montar más tarde. Añadimos el azúcar glas a las yemas y batimos con unas varillas hasta que consigamos una textura espumosa y blanquecina, luego le agregamos la mantequilla derretida. Aparte, en otro recipiente mezclamos la harina, la levadura y sal. Tamizamos la harina a la mezcla que hemos preparado con las yemas y volvemos a batir con las varillas.
Ahora es el momento de aromatizar nuestras Madeleines con ralladura de limón, ralladura de naranja o con una cucharadita de esencia de vainilla, yo he decidido el sabor clásico a limón. Así que lavamos bien el limón, rallamos la cascara y se la añadimos a la masa. Esta mezcla va a quedar un poco seca, para compensar esto le añadimos unas 2 o 3 cucharadas de leche, pero solo si es necesario ya que luego van las claras montadas.
Montamos las claras a punto de nieve y las agregamos a la masa, con ayuda de una espátula y con movimiento envolventes. Esto va a ser un poco laborioso pero paciencia, que se consigue. Al fin vamos a tener una masa en un punto que es más bien de un espesor compacto que liquido. Tapamos con un film y dejamos reposar en la nevera como mínimo una hora y hasta una hora y media.
Os preguntaréis porque tanto tiempo si no es una masa que tenga que levar. La idea es que la masa esté lo más fría posible. Pues la autentica Madeleine, dicen los franceses, debe de tener en la parte de atrás una joroba y si no, no son las verdaderas. Esta joroba la vamos a conseguir con el contraste que va a sufrir la masa del frío al calor, ya veréis es muy curioso.
Ahora ponemos el horno a precalentar a 200 grados.
El molde que vamos a utilizar para las Madeleines es el típico en forma de conchita. En mi caso es de silicona, pero aún así lo he engrasado un poco con un spray antiadherente, pero si no disponemos de ello le untamos con una brocha un poco de mantequilla por todas las hendiduras.
Pasado el tiempo en la nevera, añadimos unas dos cucharaditas de masa en cada conchita, esto queda un poco a vuestro sentido común. La masa no debe de llegar al borde de la conchita, si no, cuando empiece a subir en el horno puede bosar. Como nuestra masa es espesa y todos los moldes no son igual de grandes, sois ustedes los que tenéis que valorar si necesitaás rellenar con más o con menos masa. Con mi molde y con esta cantidad de masa consigo unas 24 Madeleines.
Una vez tengamos todas las conchas rellenas, las introducimos en el horno durante 10 minutos, como sabéis, ese es el tiempo que necesito en mi horno, puede que en algunos hornos sea más o menos. Entre horneado y horneado guardamos la masa en la nevera para que no pierda frío. Si vigiláis el horneado veréis como poco a poco le va creciendo la joroba, es muy curioso.
Pasado el tiempo de horneado sacamos las Madeleines, ponemos a enfriar sobre una rejilla y seguimos con la siente horneada. En un principio ya tenemos nuestras Madeleines terminadas, solo queda, cuando estén frías, espolvorearlas con azúcar glas y listas para comer. Pero otra versión que seguro que habréis visto es con una cara de la concha chocolateada, pues así se hace.
En primer lugar derretimos el chocolate en el microondas o al baño María.
Lavamos el molde donde hemos hecho las Madeleines y secamos muy bien. Agregamos a cada hueco 2 cucharaditas de café con chocolate fundido, repartimos bien con ayuda de la cuchara para que entre bien en todas las ondas que forma concha y no olvidemos la parte de atrás, dejando al rededor de la concha un borde sin cubrir. Volvemos a poner las Madeleines en el molde, presionamos un poquito y dejamos reposar en la nevera durante 45 minutos o 1 hora y listo.
Las Madeleines se conservan tiernas perfectamente en un recipiente cerrado durante varios días.
Espero que os haya gustado y os animo que las hagáis.
¡Hasta la próxima!
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